En la reciente reunión del Foro Económico Mundial 2014, celebrada en Dubai, representó a Latinoamérica; su discurso ante la OEA, sentó cátedra sobre derecho internacional; y sus planteamientos ante la reunión plenaria del Diálogo Interamericano, lo reafirman como un líder demócrata de visión universal.
El liderazgo internacional alcanzado por el Dr. Leonel Fernández, ex presidente de la República Dominicana y presidente del Partido de la Liberación Dominicana, actualmente en el poder, se encuentra en su más alto nivel, considerado en lugares tan lejanos pero importantes, como los Emiratos Árabes, como un genuino y paradigmático líder latinoamericano, condición en que le invitaron a participar en la reciente reunión del Foro Económico Mundial 2014, celebrado en Dubai, del 9 al 11 de noviembre.
Nunca
antes, un líder político dominicano había alcanzado tanta fama y
prestigio por sus condiciones personales y sus dotes intelectuales, su
formación política y sus profundos conocimientos y enfoques acerca los
más importantes y controversiales temas mundiales. Esa congregación de
virtudes concurrentes, proyectadas junto a su versátil dominio de la
palabra, lo han proyectado como uno de los mejores expositores del
hemisferio, siendo constantemente invitado a intervenir en los más
prestigiosos cónclaves del escenario internacional, lo que le obliga a
diseñar una apretada agenda de esos compromisos durante todo el año.
Cátedra en la OEA
Tras
su participación en la reunión del Foro Económico Mundial 2014, donde
compartió con los representantes del poder mundial allí presentes, junto
al liderazgo de los Emiratos Árabes, Fernández paso a cumplir un
compromiso con la Organización de los Estados Americanos (OEA), como
orador invitado a la Cátedra de las Américas, una iniciativa de dicho
organismo hemisférico, donde disertó sobre el tema: “La OEA, Democracia y
Derechos Humanos”.
Asumiendo con dignidad y sabiduría su
condición de dominicano, jurista y estadista, el ex presidente Leonel
Fernández aprovechó ese importante escenario para sentar cátedra en
torno al problema de derecho internacional generado por las decisiones
de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), al demandar
que el gobierno dominicano otorgue la nacionalidad incondicionalmente a
los hijos de extranjeros que residan ilegalmente en el territorio
dominicano.
Sus puntualizaciones, fundamentadas en las doctrinas
del derecho internacional y el derecho constitucional, fueron
demoledoras. Recordó que lo que ordena la CIDH estaría bien para los
países donde existe el jus solis automático, que no es el caso de
República Dominicana, donde no se adquiere la nacionalidad por el simple
hecho de haber nacido en nuestro territorio. Para darle mayor peso y
fundamento a su argumento, Fernández citó un informe del Centro de
Estudios de Migración, de los Estados Unidos, el cual señala que de los
194 Estados miembros de las Naciones Unidas, solo 30 admiten el sistema
de jus solis sin ninguna condición, por lo que 164 países, entre los que
se encuentran la República Dominicana, el propio Haití y Costa Rica,
entre otros, han optado por no reconocer automáticamente la nacionalidad
de las personas que nacen en sus respectivos territorios.
Después
de analizar y fundamentar su juicios críticos, lanzó una certera
lanzada al epicentro del órgano de la OEA, indicando que sus
extralimitadas decisiones le han erosionado prestigio y minado su
respeto, planteando la necesidad de una revisión de la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos, una demanda que recordó ya
habían hecho un grupo de expertos de la Universidad de Notre Dame,
quienes advirtieron sobre la situación de crisis en la que se encuentra
el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, una posición que también
comparten otros destacados estudiosos del tema.
Fernández puso
como un ejemplo determinante de sus argumentos, el desafío que enfrenta
el Sistema Interamericano de Derechos Humanos acerca de la participación
de los Estados dentro de sus mecanismos institucionales, al señalar que
de los 35 Estados que conforman la OEA, 13 no han reconocido la
competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La
fuerza y el peso de los conceptos jurídicos, apoyados con ejemplos de
derecho comparativo y datos irrefutables, expuestos por el ex presidente
Fernández, han sido tan claros e impactantes, que ya han sido
considerados como “la doctrina Fernández” en esa materia de derecho
internacional, incluso motivando a juristas, como el Dr. Marino Vinicio
Semán, a considerar que la ofensiva diplomática que debe iniciar el
país, ante la decisión de la CIDH, debe fundamentarse en los conceptos
contenidos en la cátedra de Leonel Fernández ante la OEA.
Un demócrata de visión universal
El
periplo de Fernández como líder latinoamericano de visión universal y
expositor de sólidos argumentos, ha dejado en esta ocasión “mucha tela
por donde cortar” en cada escenario donde le tocó presentarse. Tras su
impactante presentación en la OEA, concurrió al foro del Diálogo
Interamericano, haciendo también allí planteamientos contundentes, que
han de provocar profundos debates por su fuerza argumental y su
racionalidad.
Allí, sugirió que la Cumbre de las Américas, una
iniciativa del presidente Bill Clinton, en 1994, sea convocada cada dos
años, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA),
sosteniendo que al carecer de un vínculo institucional, lo ideal sería
que dichas cumbres pasaran a ser parte de los instrumentos de las
relaciones interamericanas.
También sugirió que dicha cumbre se
realice cada dos años en lugar de cuatro, como es en la actualidad, ya
que de esa manera los mandatarios latinoamericanos tendrían una mayor
oportunidad para interactuar con el presidente de los Estados Unidos y
el primer ministro de Canadá, con miras a buscar soluciones conjuntas a
los principales problemas del hemisferio.
En
esta parte, Leonel Fernández volvió a situarse como el líder justo,
democrático, visionario y universal que es. Sugirió la necesidad de
invitar a Cuba a participar en la próxima Cumbre de las Américas que
tendrá lugar en Panamá, en abril del 2015. Recordó que este año, el
mundo celebra el vigésimo quinto aniversario de la caída del Muro de
Berlín, que puso fin a la Guerra Fría, “y que como el secretario de
Estado de John Kerry ha afirmado que en lo que respecta a las relaciones
interamericanas, la doctrina de Monroe ha muerto, no hay justificación
para que Cuba no pueda estar presente en ese encuentro de jefes de
Estado en Panamá”.
Fue en ese momento cuando Fernández lanzó estas
interrogantes que debieron calar muy hondo en la conciencia de los
líderes convocados en ese escenario: ¿Cómo es posible que Estados Unidos
sostengan relaciones formales con China, liderada por el Partido
Comunista; o con Vietnam, liderada por el Partido Comunista de Vietnam, y
no con Cuba?”. Para rematar su justo reclamo, concluyó con esta frase
lapidaria: “si la Guerra Fría terminó, debe terminar para todos”.
El liderazgo no nace por arte de magia
El
liderazgo internacional de Fernández, no ha nacido por arte de magia.
Se ha construido sobre la base a sus ideas y sus planteamientos
visionarios. Al haber logrado construir una sólida estructura de
relaciones personales directas, amistosas, confiables y respetuosas con
los más destacados líderes del mundo, sin importar la ubicación
geográfica y posición política o ideológica de cada quien. Pero además,
es un liderazgo que trasvasó las fronteras de la retórica, para
moldearse como el acero, en la ardiente fragua de los conflictos.
En
la historia reciente de las relaciones entre los países
Latinoamericanos, se recuerda su brillante e impactante actuación
durante la Cumbre del Grupo de Río, celebrada en Santo Domingo el 7 de
marzo 2008, teniéndole como anfitrión. Dicho cónclave se realizó en
medio de una grave crisis diplomática entre Colombia, Ecuador, Venezuela
y Nicaragua. Los presidentes Álvaro Uribe y Rafael Correa llegaron a la
cumbre con las relaciones diplomáticas rotas y entre despliegues de
militares ecuatorianos y venezolanos en las fronteras. Incluso, durante
la reunión, llegaron a enrostrarse duras acusaciones, utilizando un
lenguaje que desbordaba el léxico diplomático presidencial. La prensa
internacional estaba atenta al desenvolvimiento del conflicto, por la
presencia de todos los actores en la reunión de Santo Domingo.
Cuando
todo parecía que el conflicto se iba a desbordar, Leonel Fernández, con
un trabajo mediador excepcional, pidió la palabra, llamando a la
armonía y la conciliación, pidiendo que todo terminara con un apretón de
manos y un abrazo entre los presidentes de Colombia y Ecuador, lo que
se produjo en medio de los aplausos, puesto de pies, de todos los
mandatarios presentes en la reunión. Así, Colombia, Ecuador, Venezuela y
Nicaragua restablecieron sus vínculos diplomáticos en Santo Domingo,
donde se desactivó la grave crisis regional, que pudo desembocar en un
conflicto bélico.
Un diario colombiano publicó una crónica de
aquel momento histórico indicando: “El intercambio de recriminaciones
entre Uribe y el eje Correa-Chávez-Ortega continuó hasta que el
presidente dominicano, Leonel Fernández, sacó un conejo de la chistera y
con una invitación a los cuatro gobernantes a enterrar el hacha de la
guerra, acabó las rencillas como por arte de magia”.
Otro
conflicto regional donde la figura de Fernández se creció como mediador,
fue en el caso de Honduras, ante el derrocamiento del presidente Manuel
Zelaya Rosales, en junio 2009. Su discurso a favor de la democracia se
puso de manifiesto durante su intervención en la reunión de urgencia
convocada por el Sistema de Integración Centroamericano y del Caribe
(SICA). Posteriormente, el depuesto presidente Zelaya, pidió a Fernández
utilizar “toda su influencia y prestigio ante la OEA y los Estados
Unidos, para que se logren los objetivos de la comunidad internacional
sobre su retorno a la presidencia de Honduras”. En todo el proceso de
restablecer la democracia en el país Centroamericano, tuvo Leonel
Fernández una participación estelar, hasta que se logró el retorno de la
institucionalidad con la celebración de nuevas elecciones.
El
peso del liderazgo del estadista dominicano fue reconocido por los
Estados Unidos, al considerarle un “intermediario válido” entre los
líderes de la región. En el 2009, durante una visita de la Secretaria de
Estado Norteamericano Hillary Clinton al país, solicitó al presidente
Fernández asumir una posición de mediador entre EE.UU. y los países
latinoamericanos, a los fines de lograr que se estableciera una relación
de amistad y mayor acercamiento y contribuir a fortalecer las
instituciones democráticas en la región.
Incluso, el liderazgo
internacional del Dr. Leonel Fernández ha sido aceptado por los países
con mayor nivel de conflictos históricos como Israel y Palestina. En
ambos países ha sido recibido con admiración y respeto. Su visita al
Medio Oriente, en 2009, fue un ejemplo de ello. Invitado a participar en
la XV Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en Egipto, fue
escogido como “relator” del importante evento internacional. Previo a la
Cumbre, el presidente Fernández y su homólogo Mahmoud Abbas, firmaron
un acuerdo para el establecimiento de las relaciones entre República
Dominicana y Palestina. Al visitar Israel, sostuvo encuentros privados
con Shimon Peres, presidente del Estado de Israel y Benjamín Netanyauh,
primer ministro, a quienes planteó la necesidad de un mayor acercamiento
entre Israel y los países latinoamericanos. “Si la República Dominicana
alcanza una posición en el Consejo de Seguridad de la ONU, trabajará
para contribuir a alcanzar la paz entre Israel y Palestina”, le expresó
Fernández a Peres, durante su encuentro.
Junto a su indiscutible
capacidad para mediar en los conflictos con éxito, Leonel Fernández
–como todo el mundo conoce- se ha caracterizado por sus enjundiosos y
acertados análisis sobre los más trascendentes temas mundiales, haciendo
planteamientos y propuestas acertadas, que han merecido el apoyo de la
colectividad internacional.
Su
denuncia ante la FAO acerca del daño que provoca en los países en vías
de desarrollo la especulación con las materias primas alimentarias en
las bolsas financieras, impactó el liderazgo mundial. Luego de una
cruzada global emprendida por Fernández para llamar la atención “sobre
esa práctica inhumana que estaba conduciendo a los pueblos a su
destrucción”, la sexagésima asamblea general de la ONU, aprobó una
Resolución, auspiciada por República Dominicana, condenatoria de la
especulación en los precios de materias prima alimenticias y el
petróleo. Era la primera vez que una iniciativa del país fuera acogida
mediante resolución del prestigioso organismo mundial.
En todos
los escenarios políticos o económicos importantes, Leonel Fernández ha
dejado la admirada huella de su liderazgo vital y visionario. No podemos
dejar de citar los casos de su presencia en la India, presidiendo la
primera visita oficial del país, como igual ocurrió en Gran Bretaña,
donde tuvo el honor de ser el primer presidente dominicano recibido
oficialmente por la reina Isabel II, o su presencia en Alemania, donde
fue calificado como “Ancla del Caribe”, por el presidente alemán
Christian Wulff, quien lo definió como “un verdadero estadista y líder
internacional, por su papel protagónico desempeñado en diversas crisis
de orden político y social en América Latina”.
Conociendo los
intríngulis de la política caribeña y muy específicamente de la cultura
política dominicana, y entendiendo además lo controversial y sinuoso del
comportamiento de la naturaleza humana, resulta inevitable que la
admirable posición a la que ha escalado este destacado ciudadano
dominicano, nacido en una barriada capitalina, sin pertenecer a una
clase social con poder y sin recursos personales, provoque envidias y
calumnias. En algunos casos, porque los destellos del faro luminoso de
su inteligencia les perturba, y porque en la profunda intimidad de su
ser, viven convencidos de que debieron ser ellos los merecedores de esa
posición; otros, porque saben que Leonel Fernández es el propietario de
un sólido y trascendente liderazgo, medido constantemente en los sondeos
de opinión, con miras a las elecciones del 16 de mayo del 2016, donde
se ha mantenido en la primacía del favor del elector, a pesar de la
inmerecida campaña de acoso, patrocinada por quienes llevan a cuesta el
pesado fardo de sus rencores personales.
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